2 de março de 2008

Destino

Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca. Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere um olvido, una ausência, a veces menos.
Matamos lo que amamos. I que cese esta asfixia de respirar com un pulmón ajeno!
El aire no es bastante para los dos. Y no basta la tierra para los cuerpos juntos y la ración de la esperanza es poça y el dolor no se puede compartir.
El hombre es anima de soledades, ciervo con uma flecha en el ijar que huye y se desangra.
Ah, pero el ódio, su fijeza insomne de pupilas de vidrio; su actitud que es la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve – antes que lo devoren – (cómplice, fascinado) igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos
Rosário Castellanos


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